Basándose en el
trabajo original realizado por Sigmund Freud, las teorías psicoanalíticas
sostiene que las personas nacen con necesidades biológicas instintivas que rara
vez son socialmente aceptables. A medida que la persona madura y aprende que
esos deseos no se pueden satisfacer de un modo directo, busca otros medios de
satisfacción, por consiguiente, Freud habló de sublimación, sustitución y otros
aspectos para explicar porque la gente se comporta como lo hace. Uno de los
principales beneficios derivados de la teoría psicoanalítica es el trabajo
realizado en la investigación de las motivaciones, los investigadores son
capaces de incrementar las posibilidades de éxito de un producto o servicio,
antes de hacer una inversión sustancial, recurriendo a la teoría analítica, así
como también a algunos métodos prácticos para descubrir las motivaciones correspondientes.
No obstante, el
cuerpo teórico psicoanalítico puede entrar en discusión e interacción con otros saberes e intentar
realizar articulaciones y contribuciones.
El psicoanálisis logra
aproximarse al campo pedagógico desde los conceptos básicos de su teoría:
sujeto, inconsciente, pulsión, deseo, transferencia, Complejo de Edipo, ley,
castración, función paterna,
identificación, entre otros.
Se plantea justificar por qué el psicoanálisis puede constituirse en un referente de reflexión
para el ámbito educativo. Y más que
nunca en el momento actual, enmarcado en la era del capitalismo postindustrial
que instala la dominancia del discurso capitalista privilegiando la ley de mercado que manda
producción eficiente, consumo y oferta de productos anestésicos de la angustia,
obturando la falta generadora del deseo
(Weisse, 1998). Frente a este panorama esperemos que el aporte psicoanalítico
perturbe, en el sentido de colaborar a
trastocar el orden.
La escuela como
sistema de relaciones, se estructura alrededor de tres elementos que la
componen, a saber, quien enseña, los estudiantes y el saber enseñado, siendo anudados
por el interés primordial de lograr el aprendizaje. Elementos que interactúan
entre sí generando relaciones de diversa naturaleza según el objeto de la
relación. Así tenemos que entre educador
y saber ocurre una relación didáctica
pues el principal objetivo es hacer trasmisible ese conocimiento. La relación
entre aquel que aprende y el saber la conocemos
como relación de aprendizaje, y la relación entre quien enseña y quien
aprende, podemos considerarla como una relación propiamente dicha (Chevallard,
Y. 2000).
La teoría de S. Freud
abarca cinco etapas de desarrollo psicoanalítico, basadas en el desarrollo
psicosexual: atapa oral, anal, fálica, latencia y genital.
Mientras que E.
Erickson. se basa en lo psicosocial abarcando ocho etapas:
1.
Etapa
Confianza vs Desconfianza
2.
Autonomía
vs Vergüenza
3.
Iniciativa
vs Culpa
4.
Industria
vs Inferioridad
5.
Identidad
vs Confusión
6.
Intimidad
vs Aislamiento
7.
Generatividad
vs Estancamiento
8.
Integridad
vs Desesperación
Lo afectivo en la
teoría psicoanalítica ocupa un lugar muy importante. Por ejemplo, en el origen
del síntoma encontramos que el afecto y la representación (acto de
pensamiento) relacionados con un evento
particularmente intenso, sufren destinos diferentes durante la
represión y es sólo cuando estos dos elementos se unen de nuevo cuando
podemos obtener el resultado eficaz del tratamiento analítico.
Nuestra reflexión se
refiere a los elementos afectivos, en tanto inconscientes, que se ponen en marcha al lado de los actos de
pensamiento en toda relación humana, y de cómo
esta relación podría incidir en la relación pedagógica.
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